El tiempo, tan amplio como su propia naturaleza; aquel
que nos acompaña perpetuamente en nuestra vida y aquel que usamos a nuestro
antojo sin ser sus dueños y tener la ilusión que controlamos.
Existen algunos que lo usan con inteligencia al
planificar cualquier actividad que requiera la coordinación de este recurso;
otros más bien han buscado volverlo un recurso tangible, lógica de nuestro
sistema laboral actual, donde el pago del salario depende del tiempo en que
logras ejecutar tus tareas, lo que se traduce en cantidad de trabajo * tiempo
necesario = salario; y otros, al utilizarlos de forma de no eficiente, no
tienen capacidad de medición de sus actividades y nunca concuerdan con los
horarios que establecen cuando se coordina algún tipo de reunión social.
Existen personas que a actividad que emprenden, les
preocupa lo que se van a demorar en reunir los elementos necesarios para
ejecutar su acción y actúan con celeridad ante lo que tienen delante, En cambio
otros, que demoran mayor tiempo en hacer lo mismo que alguien más veloz y todo
transcurre de una manera mucho más lenta.
En estos casos, como otros muchos más, nos permiten
empezar a aclarar que el tiempo es un recurso muy importante que tenemos a
nuestra disposición, del cual podemos sacar un enorme provecho si lo sabemos
utilizar de manera correcta de acuerdo a cómo concebimos el mundo. Esto nos
permite decir que tiene un componente subjetivo, donde cada sujeto reacciona,
ordena y ejecuta según sus experiencias a lo largo de su ciclo vital.
Por este motivo, existen personas que dicen que no les
alcanza el día para nada y proclaman necesitar una mayor cantidad de tiempo
para hacerlas. Otros profesan que su día es lento y que los segundos
transcurren como si fueran horas, como si habitaran en una dimensión diferente
a la que el “normal de la gente” dice vivir. Otros, que nos dicen que su tiempo
está saturado y que siempre hay algo que deben hacer, ese mantenerse
constantemente ocupado que genera cuestionamientos al resto, quienes valoran
cierto tipo de actividades por sobre otras.
Lo primero a considerar con esta revisión, es el hecho
de que debemos preocuparnos por nuestro propio tiempo, el cual transcurre
inexorablemente y al cual vamos a sucumbir en algún momento. Usar nuestro
tiempo para referenciar y categorizar las actividades de otros es un atentado
contra nuestro propio destino, el cual estamos construyendo con el uso de
nuestro tiempo.
Personalmente, siguiendo la línea anterior, soy
creyente de que el tiempo se usa y que eso que llaman “perder el tiempo” es
solo una estandarización que hemos establecido para ciertas actividades de
ocio, donde de igual forma estamos usando nuestro tiempo para ellas.
Otra de las creencias que tengo sobre el tiempo, es
que jamás debemos subestimarlo, debido a que en muchas ocasiones podemos tener
la creencia de que no podremos lograr terminar la actividad que emprendemos. No
obstante, si ponemos nuestra concentración en ello, los resultados podrían ser
distintos a los que estamos visualizando en nuestra cabeza. Nuevamente, aparece
el uso del tiempo como factor, ya que, en este mismo contexto, el tiempo lo estamos
usando como profecía autocumplida en el momento que en nuestro dialogo interno
decidimos que no alcanzaríamos a terminar sin haber intentado terminar. Es
mejor decidir con nuestras acciones, dejando que el tiempo sea nuestro aliado,
en vez de volverlo un enemigo, ya que nuestras excusas lo vuelven implacable y
nos hacen perder importantes momentos por esto.
Yendo al tema del rendimiento y producción, es
pertinente explicar también que existen situaciones donde debemos fortalecer la
cadena de sucesos que hemos ido construyendo en lo que hacemos y no detenernos
hasta completar la cadena, porque, si no lo hacemos, aparece eso de “perder el
hilo” y retomar nos cuesta un tiempo mayor, alargando la actividad que pudo tomar
menos tiempo originalmente. Sin embargo, no consideremos esto una verdad
absoluta, ya que hay situaciones donde nos podemos sentir sobrepasados por lo
que tenemos frente y es más efectivo cortar esa cadena por un minuto para
reorganizar los elementos. Es eso que llamamos “desconectarse por un momento” y
que resulta igual de efectivo que la continuidad. Se insiste en la idea de que
nuestro comando es el contexto donde nos desenvolvemos y nuestras habilidades
para adaptarnos a él son las cuales nos llevarán a los resultados que se
formularon al combinarse.
Como punto final de esta reflexión, consideremos al
tiempo según la siguiente frase, la cual nos invita ver el tiempo como un
amigo, más que como una maldición: “el tiempo siempre nos dará la valiosa
oportunidad de volver a empezar”. Se los dice alguien que literalmente
comenzó de cero en el momento que escribió esto.
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