Es difícil plantearnos esta cuestión en términos
objetivos, ya que la primera posibilidad en la mayoría de los casos sería negar
tal suposición, afirmando que efectivamente reconocemos lo que cada uno quiere
para su vida, que uno es libre de vivir según estime conveniente, entre
variadas respuestas dependiendo el estilo de cada uno. Sin embargo, debemos
asumir que no es así, y oportunidad que tenemos de inmiscuirnos en la vida de
los demás (sobretodo si se trata de nuestros vínculos más próximos) la
aprovechamos para dar rienda suelta a nuestras opiniones, sin que estas
reflejen necesariamente el deseo de la otra persona.
Las expectativas, aquellas que representan nuestras
esperanzas de conseguir algo, están siempre al acecho de cualquier acción que
emprendemos. No es dañino bajo ningún precepto que nosotros tengamos
expectativas sobre nuestro futuro, ya que son estas las que van moldeando
nuestras acciones y las experiencias que vivimos a lo largo de la vida.
Para entender lo anterior, imaginemos a una niña que
quiere convertirse en cantante y desde su corta edad demuestra sus dotes
vocales. Ella espera desde pequeña cautivar con su dulce voz a las personas que
escuchen sus canciones y cada actividad que realiza apunta a lograr ese
objetivo. Instancia que tiene para poner a prueba su calidad vocal la utiliza
como catapulta para impulsar este sueño. Con cada vez que su voz se transforma
en melodía, ella inconscientemente va construyendo este camino. Luego de esto,
su voz comienza a circular dentro del mundo artístico y gusta a aquellos que
captan el talento de personas como ella y le dan la oportunidad de llegar a más
personas, donde a estas alturas su mundo gira sobre la música, la que terminó
convirtiéndose en su mayor pasión.
Esta niña, como muchas más personas, logran
materializar sus metas, no solo gracias al talento innato, sino que también se
debe a que la práctica y disciplina lo cultivan diariamente. Pero lo más
importante de todo, es que su entorno actúa como un importante agente que
permite el desarrollo de esta capacidad, gracias al reconocimiento de su
individualidad y de que estas habilidades deben ser explotadas para lograr la
plenitud en la persona.
Sin embargo, aunque deseemos que estas historias
fueran replicadas en todos los seres humanos que viven actualmente, no es del
todo así, ya que el asunto se ennegrece cuando creemos que nuestras
expectativas deben estar por sobre las demás, anulando cualquier opción que se
nos escapa de nuestro campo de visión, o bien por creer erróneamente que se
tratan de aspectos superfluos. La trayectoria del camino de cada persona debe
estar marcada según las propias expectativas y no contaminarse por dictámenes
externos que buscar estandarizar nuestras actividades, en pro de un mejor
futuro colectivo, lo que ha demostrado no ser del todo cierto, ya que, como
vemos en repetidos momentos, existen personas que jamás han podido dar luz
verde siquiera a uno de sus deseos, lo que se traduce en una profunda
infelicidad y merma nuestras ganas de vivir.
Para lograr avanzar por esta vía, les mostraré una
alternativa de aprendizaje que puede ser de utilidad no solo para ustedes, sino
que para quien pueden estar atormentando actualmente con sus opiniones de sobre
cómo debe configurarse el mundo. Recíbelo como un intento de probar algo
distinto, más que como una solución a tus problemas.
Enfocar tus energías: nosotros somos seres conscientes de nuestras acciones y que estas
implican la movilización de una serie de factores que implican el uso de
energía. Si bien es cierto, esta energía no la vemos, ni la palpamos, somos
capaces de sentirla, por lo que existen en este mundo de alguna manera. Cuando
somos capaces de concentrarnos en nuestros deseos y en lo que queremos, dejando
de lado lo demás, nos percatamos de lo poderosas que son nuestras acciones, por
lo que, podemos decir que, poner nuestras expectativas en otros es dirigir de
manera equívoca nuestra energía.
Singularidad: es importante reconocer que nuestras creencias, actitudes,
preferencias y todo lo relacionado a nuestro ser, es un punto diminuto en este
vasto mundo de posibilidades. Cada persona que pisa este mundo configura el
mundo propiamente tal y lo hace bajo sus premisas, cuestión que debemos
respetar constantemente. Si guiamos nuestras actitudes hacia ese
reconocimiento, la convivencia como especie claramente mejoraría, ya que nos
centraríamos más en vivir nuestra propia vida, dejando de lado el “debería ser
de esta manera”.
Múltiples habilidades: la gracia de esta vida es que poseemos un repertorio casi infinito de
capacidades que se pueden explotar y mejorar finalmente nuestro mundo. Las
personas que decidieron centrarse en cumplir sus expectativas, por muy contrariadas
que hayan sido en relación con la de los demás fueron aquellos que aportaron de
mayor forma a entregarnos herramientas o formas de hacer las cosas más
sofisticadas.
Es nuestro compromiso con nosotros mismos, elegir
(metafóricamente hablando) el libro que queremos leer de la enorme biblioteca
de la que tenemos que sacarlo. No siempre será fácil vivir según nuestras
propias expectativas, menos aún intentar exponerlas en los demás. Al menos yo,
con todas las vivencias de mi vida, me atrevo a decir responsablemente que el
objetivo que elijas estará lleno de baches que no solo están para impedir tu
paso, sino que están para darnos la experiencia necesaria para seguir
transitando por donde queremos. Por eso, a partir de ahora, vive tu propio
camino y no seas un obstáculo en el de los demás.
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